Blog para la asignatura crítica de cine

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domingo, 27 de junio de 2010

"Lucía y el sexo", Julio Medem, 2000


  • Dirección y guión: Julio Medem.
  • País: España.
  • Año: 2000.
  • Duración: 127 min.
  • Interpretación: Paz vega (Lucía), Tristán Ulloa (Lorenzo), Najwa Nimri (Elena), Daniel Freire (Carlos / Antonio), Elena Anaya (Belén), Silvia Llanos (Luna), Javier Cámara (Pepe).
  • Música: Alberto Iglesias.
  • Fotografía: Kiko de la Rica.

Con Lucía y el sexo Julio Medem pretende narrar una historia de búsqueda y huída del pasado al mismo tiempo. Con una estructura laberíntica, la película plantea una trama demasiado compleja aunque bastante profunda. Ésta se caracteriza por plantear los traumas de los propios personajes; todos trágicos, marcados por la muerte y la soledad familiar.

La carencia literaria para abordar la trama, así como la pésima interpretación de un elenco de actores procedentes todos ellos de la pequeña pantalla, harán que la película se vuelva pesada, incoherente y bastante confusa invitando incluso a la desconexión momentánea del espectador.

Considero que es una película bastante posmoderna y experimental pero en la que, a mi parecer, el guión es demasiado pretencioso para lo que de verdad es el resultado de la película: una fábula preciosista, contaminada de un misticismo barato mediante un simbolismo estúpido y de fáciles metáforas. Ya está bien de acudir a la Luna y el Sol para vestir historias.
No se puede dotar a un guión de tal complejidad y tal alto grado metafórico si luego se introducen diálogos y recursos estúpidos.

Se intenta contrarrestar esa carencia literaria como dije antes con la potencia visual, pero el resultado es decepcionante. Medem busca la estética sin justificar a través de una fotografía cuidada al detalle, así como con diálogos tópicos plagado de palabras biensonantes.

Es plausible la búsqueda de la estética digital, con planos de cámara en mano; de una fotografía en la que predominan los planos quemados y la saturación de los colores, en especial, del amarillo como si de un filtro polaroid se tratara. Y donde ese revestimiento de aire retro tan de moda sirviera de excusa para plantear tan profunda trama.


En cuanto a la personalidad de los actores, me parece demasiado trillado el recurso del escritor bohemio de buhardilla, así como el de la camarera perdida en la vida. Penoso el de la niñera experimentada y peor aún el de su madre, una actriz porno de los años 80. Me da la impresión de que el querer huir de los típicos estereotipos y el querer ser original, acaba gastándole una broma pesada a Medem.

No está de más comentar lo forzada e inverosímiles que me parecen las relaciones personales entre los personajes.
Para nada es creíble la escena del bar donde se conocen Lucía y Lorenzo. Esa maravillosa y fantástica relación que nace de una conversación en una máquina de tabaco.

La película comienza a ser confusa al mismo tiempo que Lorenzo escribe su nueva novela. Es entonces cuando se suceden multitud de flashbacks y las intromisiones entre realidad y la ficción de su novela con la aparición de nuevos personajes. No queda clara la relación que tiene con Belén, la niñera que conoce en el parque, la muerte de Luna, su hija, atacada por un perro o el novio de la madre de Belén, posteriormente acusado de asesinato. Esto desorienta al espectador, lo introduce en una profunda confusión y le obliga a desconectar.
Es difícil seguir la trama con claridad cuando no se sabe qué es lo que de verdad ha pasado y qué es lo que pertenece a su imaginación y a su novela.

Dentro de la trama, creo entender la intención de este guión tan aparentemente profundo Medem utiliza escenas y planos de sexo
explícito, ronzando casi el porno, para mostrar los 3 grados de sexualidad que vive Lorenzo: Sexo salvaje, con Elena fruto de la cual nacerá su hija Luna; Sexo y amor con Lucía y Sexo sucio con Belén.

Sin embargo, estos planos no aportan nada, más que intención poética y estética que ralentizan la trama y que además de no estar justificados, son innecesarios.

Por otro lado, la película decepciona completamente cuando terminas de verla y te das cuenta, que además de todo, quedan multitud de cabos sueltos. Por un lado no queda claro si la muerte de Luna es verdad o ficción. Es confuso aunque finalmente tienes que aceptar que ha pasado cuando la historia se traslada a Mallorca con el exilio de Lucía y de Elena anteriormente, que se va a la Isla por ese motivo precisamente.

Por otro lado, se introduce con calzador el personaje de Carlos, que además, desaparece porque sí. Y el asesinato de Belén y su madre se queda sin resolver.

Vergonzoso el recurso de la muerte de Luna atacada por un perro, así como el sonido de los pasos bajando la escalera de Pepe y Lorenzo. Final previsible donde los haya.

En lineas generales, película multisensacional y sensorial bastante tramposa y decepcionante.

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